La actualidad en los dos últimos años ha venido marcada por la presencia del coronavirus en el interior de nuestras fronteras y también en el mundo entero. Un enorme porcentaje de las noticias que se han publicado en todo tipo de medios de comunicación han tenido algo que ver con el coronavirus: suspensión de conciertos, de bodas, de eventos deportivos, la pérdida de tejido productivo, el empeoramiento de la situación económica de las familias, las restricciones en cada sitio… Lo cierto es que no ha habido momento en los últimos tiempos en el que algo haya gobernado con tanta mano dura la actualidad.
Una de las cuestiones que ha caracterizado la pandemia ha sido la imposibilidad de celebrar eventos como lo han sido las bodas. Había muchas previstas para el año 2020 que no se pudieron producir como consecuencia de la situación ocasionada por el coronavirus. Un año más tarde, la verdad es que la situación no había mejorado mucho. Es verdad que empezábamos a hablar de una vacuna y que eso ha mejorado la perspectiva de la gente ante el contexto en el que nos movíamos. Pero todavía seguían existiendo peligros, como todos y todas recordaremos.
Según una información publicada por la página web del diario El Independiente, en España ha cambiado mucho todo lo que tiene que ver con las bodas. Ahora nos casamos menos, lo hacemos cuando ya hemos cumplido los 35 años y no solemos hacerlo ni por la Iglesia ni tampoco en un juzgado. Este tipo de características, como ya podéis suponer, no eran muy comunes en la España de hace algún tiempo. Y es que estamos hablando de un asunto que ha sufrido una transformación tremenda en muy poco tiempo. Y creemos que esa transformación ha sido muy positiva y que ha ayudado a revitalizar todo lo que rodea a una boda.
Volviendo a hablar de toda la problemática ocasionada por el coronavirus en lo que respecta a las bodas, es necesario hablar de que todo el mundo esperaba un boom de enlaces en este país. Todas las que se habían cancelado a causa de la pandemia tenían que celebrarse y la duda era saber cuándo se iba a tener la oportunidad de recuperar el tiempo perdido para celebrar este tipo de eventos. No cabe la menor duda de que ese momento ha llegado y que es hora de que celebremos todos esos enlaces que han tenido que esperar.
La vuelta de las bodas tras la pandemia ha venido asociada a una celebración de despedidas de soltero y soltera que ya se echaban de menos. La demanda de celebraciones de este tipo en diversos locales de ocio y diversas empresas especializadas ha crecido de un modo exponencial y eso nos ha sido confirmado por parte de los profesionales de Hot Despedidas. Sin duda, eran muchas las personas que estaban esperando este momento como agua de mayo. Pues bien, podemos afirmar que, ahora sí, las despedidas vuelven a estar en auge tras el coronavirus.
¡Qué ganas había!
Éramos muchos y muchas las personas que deseábamos que llegaran momentos como estos, principalmente a causa de que llevábamos demasiado tiempo esperando buenas noticias. De primeras, cuando estalló la pandemia, todo el mundo pensaba que, durante ese verano, iba a mejorar la situación y que ninguna boda o evento estival se iba a ver afectado por la situación. No fue así. En el año 2021, con la llegada de la vacuna, teníamos la esperanza de que regresara este tipo de eventos… y muchos regresaron, aunque con muchas medidas de seguridad. Ha sido ahora, en 2022, cuando ha vuelto la normalidad más absoluta.
No nos cabe la menor duda de que no nos vamos a ver envueltos en una situación como la que hemos tenido que soportar de un tiempo a esta parte. Hemos conseguido que regresen las bodas y que las reuniones familiares dejen de estar bajo el alambre. Es hora, por tanto, de que valoremos la importancia de estos eventos. Muchas veces no tenemos en cuenta lo importantes que son para todos nosotros y nosotras y no cabe la menor duda de que hay que sacar el máximo partido de todos y cada uno de los minutos que disfrutamos en una boda.
Volvemos a sonreír y no es para menos. Hemos tenido que sufrir mucho para llegar hasta ahora y nos tiene que quedar el aprendizaje de que hay que encontrar la felicidad en cada momento. Una boda es una celebración perfecta para ello. Todos y todas tenemos argumentos más que de sobra para sonreír y queremos disfrutar de todos esos momentos en los que tenemos posibilidad para ello. Y, si es con nuestra gente, mejor que mejor.