Todos los años, los poderes públicos, el gobierno, las comunidades autónomas, los ayuntamientos, sacan subvenciones y ayudas para dinamizar el tejido productivo. Una fuente de financiación de la que pueden beneficiarse las empresas.
Los agentes de Next Avalon, una gestor de subvenciones para empresas y autónomos, nos comentan que cada año se conceden en torno a 30.000 millones de euros en subvenciones y ayudas. El problema, nos dicen, es que muchas empresas ni siquiera saben que existen, por lo que no pueden beneficiarse de ellas.
En algunos ámbitos hay cierta controversia respecto a las ayudas públicas. Se piensa que porque una empresa recibe fondos del Estado pierde cierta autonomía. El empresario pierde capacidad de decisión respecto a qué produce y cómo lo produce. Pero lo cierto es que muchas de estas subvenciones están permitiendo acometer transformaciones que son necesarias en el tejido productivo. Es el ejemplo del Kit Digital, del que se han beneficiado más de 530.000 empresas en España. Estas ayudas han permitido que pymes y autónomos avanzaran en la digitalización de sus negocios, en adaptarse a los nuevos tiempos y, por tanto, en aumentar su productividad.
Otra de las ideas erróneas es que las subvenciones ya están preconcedidas, que se las llevan los de siempre. Lo que sucede es que la mayoría de las empresas no conocen la convocatoria de ayudas públicas y, por tanto, no las solicitan.
Las subvenciones vienen de varias administraciones: la Unión Europea, el gobierno, las comunidades autónomas, los ayuntamientos, de otras instituciones como las cámaras de comercio. Muchas de estas ayudas son compatibles, por lo que se pueden recibir varias subvenciones al mismo tiempo. Una vía de financiación interesante para las empresas.
Te damos algunas pinceladas sobre las subvenciones.
Subvenciones de la Unión Europea.
La Comisión Europea y el Parlamento Europeo tienen dos vías fundamentales para dirigir la política comunitaria. Una es mediante la aprobación de directrices, normas de rango legal, que las remiten a los gobiernos de los países miembros para que las adapten a su ordenamiento jurídico interno, y que suelen tener un carácter más o menos obligatorio. Y la otra es mediante la entrega de ayudas o subvenciones, que tienen un aspecto más motivador. Se utilizan para incentivar determinadas líneas de actuación.
La Unión Europea clasifica las ayudas en cuatro grandes categorías:
- Ayudas. Son fondos entregados a fondo perdido para financiar parcialmente proyectos que se adaptan a la política de la Unión Europea.
- Subsidios. Estas ayudas son gestionadas por los gobiernos o las comunidades autónomas y vienen a solventar los efectos de una crisis o de un acontecimiento que ha tenido repercusiones negativas en el tejido productivo.
- Préstamos y garantías. Este tipo de ayudas implican una devolución del capital entregado, pero, por lo general, en condiciones más beneficiosas que las que suelen ofrecer las entidades financieras.
- Premios. Son concursos donde las empresas presentan sus proyectos y la Unión Europea decide dar una cantidad preestablecida a aquellos que le parecen más interesantes.
Las ayudas de la Unión Europea pueden entregarlas directamente las instituciones comunitarias o delegar la gestión de las mismas a las autoridades nacionales o locales. En el segundo caso, lo que hace la Unión Europea es transferir los fondos a los gobiernos, y que sean estos los que fijen los requisitos para acceder a las ayudas y los que las distribuyan.
Las subvenciones y ayudas han sido una herramienta clave para aplicar la P.A.C. (Política Agraria Comunitaria). En los últimos años, el campo español ha recibido en torno 47.724 millones de euros en esta categoría. Estas ayudas han servido para modernizar el campo y para adaptar la producción agrícola a los gustos y necesidades europeas. No en vano, países vecinos como Alemania, Francia e Italia se han convertido en algunos de los principales consumidores de nuestros productos agrarios.
Subvenciones del Estado.
Uno de los programas de subvenciones más populares de los últimos años para las empresas ha sido el Kit Digital. Con este programa, muchos comercios han sustituido sus sistemas antiguos de facturación (cajas registradoras, facturas impresas) por Terminales de Punto de Venta informatizados y por la emisión de facturas digitales. Se han introducido o implementado su presencia en internet y han modernizado sus equipos digitales.
Para aplicar este programa se ha creado la figura de los agentes digitalizadores, profesionales o empresas del sector tecnológico que asesoraban a las empresas y gastaban las ayudas en lo que realmente era necesario.
La partida que financia este programa proviene de los Fondos Next-Generation, concedidos por la Unión Europea, los cuales los distribuyó el gobierno por medio del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia. Sin embargo, como señala el portal del Ministerio de Economía, existen muchas más subvenciones.
Algunas de ellas van dirigidas a promover la eficiencia energética y el desarrollo de la economía circular. Que una fábrica avance en el autoconsumo eléctrico, colocando placas solares en sus instalaciones, que cubran una parte de su consumo energético, suele estar subvencionado.
También se suelen financiar todos aquellos proyectos que abogan por el reciclado de los residuos y por el establecimiento de sistemas de economía circular, que reaprovechan los materiales usados y los ponen en circulación, en lugar de esquilmar los recursos naturales.
La ampliación del tejido empresarial es otro de los fenómenos objeto de financiación pública. Al programa Activa, del Ministerio de Industria, se han sumado más de 1.300 startups españolas de las que han recibido subvenciones de hasta 40.000 €.
Subvenciones de las comunidades autónomas.
Las comunidades autónomas son otras de las administraciones que suelen conceder subvenciones y ayudas públicas. En ocasiones se dedican a gestionar subvenciones de carácter nacional, dentro de su territorio, y otras veces establecen ellas mismas subvenciones para atender a necesidades específicas.
Es lógico que se realice así, ya que industria, comercio y agricultura son competencias delegadas. Al estar más pegadas al terreno, y promover un desarrollo económico de sus regiones, también hacen que sea más ágil y eficiente la entrega de ayudas públicas.
La Generalitat de Catalunya, por ejemplo, está ofreciendo en estos momentos subvenciones a industrias catalanas del sector de la moda y de la artesanía y a los comercios que se dedican a vender estos productos fabricados en la región.
Con respecto al tema de la vivienda, otro de los problemas acuciantes en Cataluña, y en todo el país, la Generalitat ofrece préstamos a bajo interés para las constructoras que dedican parte de sus obras a la promoción de la vivienda social.
En lo que se refiere a la energía, existe el bono social para autónomos que financia una parte de su consumo eléctrico.
Desde la Generalitat se impulsa el comercio online. Ofreciendo subvenciones a distribuidores físicos que se introducen en el comercio por internet o aquellos que directamente montan su negocio en esta área.
También se dan ayudas a aquellas empresas que ponen en marcha programas de formación profesional para personas desocupadas y, por supuesto, se refuerza el tejido productivo a través de subvenciones para empresas que se creen en municipios de menos de 10.000 habitantes o en comarcas vulnerables como el Alto Pirineo.
La política de subvenciones de la Generalitat de Cataluña es solo un ejemplo. Cada comunidad autónoma pone en marcha su plan de ayudas para empresas.
Cosas que debes saber sobre la solicitud de subvenciones.
Solicitar una subvención no es algo sencillo. La empresa debe reunir todos los requisitos que fija la convocatoria para tener derecho a la ayuda. Deberá tramitarla siguiendo el trámite previsto, adjuntando la documentación que acredita los hechos declarados y hacerlo todo dentro del plazo fijado para la entrega de las solicitudes.
Esto significa que hay que leer con detenimiento el decreto de convocatoria. Para muchos empresarios, la tramitación de una subvención suele ser un acto farragoso, por lo que no viene mal contar con el asesoramiento o gestión de profesionales que conocen el tema.
Solicitar una subvención no implica que te la vayan a conceder. En el decreto de convocatoria, que suele publicarse en el Boletín Oficial de la administración que la concede, suele fijar el periodo de concesión. Por lo general, el silencio administrativo se corresponde con la denegación.
Una vez recibida la ayuda, la empresa debe demostrar que el dinero recibido se gasta en la finalidad para la que fue entregado. Esto puede implicar la entrega de documentación periódica, para comprobar que esto se hace así.
Un amigo que trabajaba como administrativo en una bodega de Castilla – La Mancha que recibía subvenciones de la Unión Europea, debía llevar un registro de la producción cada dos meses a la consejería de agricultura.
Gastar el dinero recibido en otros fines, o dejar de cumplir los requisitos exigidos para recibir la subvención, pueden implicar a la empresa la devolución del dinero entregado.
Estas son cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de solicitar una subvención. De todos modos, el primer problema que hay es el desconocimiento de la existencia de estas ayudas. Por lo que las empresas deben estar al tanto de las convocatorias para poder beneficiarse de ellas.