Encargar un busto para casa.

La fascinación del hombre por el arte viene de tiempos inmemoriales. Hay muestras de arte desde la prehistoria. Tiene que ver con la admiración del ser humano por la belleza. Captar esa belleza y que trascienda el paso del tiempo, hasta hacerla inmortal, ha sido una de sus preocupaciones del ser humano a lo largo de la historia. Como lo es el recuerdo por las personas queridas.  Es en este punto donde arte y memoria se entrecruzan. Sigue siendo normal hoy en día encargar a los artistas que pinten retratos o hagan esculturas sobre las personas más importantes en nuestra vida.

Gran parte de los artistas reciben encargos para pintar retratos o hacer esculturas conmemorativas. Al pintor Antonio López se le encargó un retrato de la familia real que tardó 20 años en terminarlo. El escultor británico Marc Quinn es famoso por sus esculturas de cabezas, algunas realizadas por encargo.

La escultura, a diferencia de la pintura, da una imagen tridimensional. Se puede apreciar desde distintos ángulos. La obra está presente en el mismo espacio físico que el espectador. Es como si conviviera con él. Algunos materiales que se utilizan, como la piedra o el bronce, son símbolo de perdurabilidad, de vencer el paso del tiempo. Por eso se siguen encargando retratos escultóricos. Sobre todo de la cabeza, los famosos bustos, ya que esta es la parte más identificativa y expresiva del cuerpo.

Juan estaba muy unido a sus padres.  Su madre murió de una enfermedad degenerativa. Sabía que tarde o temprano sucedería, se lo había anunciado los médicos. Sin embargo, cuando esto pasó, le dejó impactado. Su padre, que había convivido con su mujer los últimos 50 años, al poco tiempo falleció. Juan no volvería a ver jamás a sus progenitores. Eso le entristecía. Mirar fotos del pasado no llenaba el vacío que sentía por dentro. Un día se le ocurrió una idea. ¿Por qué no hacer un busto de los dos? Se puso en contacto con un escultor y le hizo el encargo. A petición del artista, le llevó todas las fotografías que tenía de la pareja, este seleccionó aquellas que les parecían más apropiadas. Hoy día, Juan tiene la escultura de sus padres en un mueble del salón. Dice que las mira y es como si aún estuvieran con él. Es sorprendente el parecido físico con la realidad.

Martín tenía una foto del rostro de su hija Marta de cuando tenía 4 años. Una instantánea que le hizo un día de esos en los que padre e hija pasaban toda la tarde juntos. Sin ser una foto de estudio, ni estar preparada, Martín sentía que había captado la esencia de la niña. Esa inocencia en su rostro, sus facciones suaves y delicadas que le despertaban tanta ternura. Se sentía tan orgulloso de la imagen que la tenía de fondo de pantalla en su móvil y la guardaba en el ordenador. Navegando por internet descubrió que aún había gente que esculpía rostros por encargo. Mirando las fotos de los trabajos artísticos de una de esas páginas web se quedó sorprendido. Era impresionante como captaban los gestos y la expresividad de la cara. No lo dudó ni un instante y se puso en contacto con ellos. Les envió la foto por correo electrónico y en el tiempo fijado recibió la escultura en su casa. Hoy día, padre e hija miran juntos el busto y recuerdan con emoción aquellas tardes que pasaban juntos.

Materiales.

Elegir el material de la escultura es una decisión fundamental. Cada uno de ellos tiene sus propias características y sus propias técnicas para trabajarlas. La decisión está relacionada con el lugar donde la vamos a exponer. La consejería de cultura de la Junta de Andalucía tiene publicado material didáctico sobre materiales escultóricos, estos son algunos de los más utilizados:

  • La piedra.

Es símbolo de perdurabilidad. Un material ideal para exteriores, pues resiste las inclemencias del tiempo. Apropiado para colocarlo en un jardín. Se trabaja con martillo y cincel, dándole forma a un bloque. Piedras utilizadas hoy en día en la escultura son: la arenisca, una roca sedimentaria que se trabaja con facilidad, muy adecuada para reproducir detalles; el mármol, una piedra caliza de grano fino y compacto, de gran dureza, asociado al arte funerario, aunque no exclusivamente; y el granito, roca de origen volcánico que permite acabados pulidos y brillantes. Fue muy utilizada en la antigüedad.

  • El bronce.

Dentro de los metales, el bronce es el más usado en la escultura. Se emplea para exteriores, pues no se oxidaba con la acción del agua, y para interiores, por su acabado brillante, en el que se refleja la luz y se resaltan los detalles. Se trabaja de forma diferente. Partiendo de un molde se funde el metal creando la pieza completa. La fundición líquida del bronce es muy maleable, lo que permite que se adapte con facilidad a las diferentes líneas y formas de la escultura. Tiene una temperatura de fundición inferior a otras aleaciones como el acero, es más flexible para trabajarlo y no produce chispas al golpear, por lo que la pieza puede ser perfilada sin problemas por el escultor.

  • La madera.

Sensible al agua, al sol y la humedad, es un material para interiores. Requiere un tratamiento especial y un mantenimiento para alargar su vida en el tiempo. Ha sido muy utilizada en la escultura, sobre todo en España (imaginería castellana del barroco), debido a la gran posibilidad de acabados que permite. Se puede pintar, madera poli cromada; dejarla en su tono natural, protegiéndola con un barniz o darle diferentes acabados con esmaltes. Se cincela a mano, lo que permite reproducir con minuciosidad los detalles.

  • La arcilla.

El barro es uno de los materiales típicos de la escultura. Su fácil manipulación y su modelado manual permiten al artista darle forma a cualquier proyecto. La arcilla, que es un sedimento de rocas producidas por desgaste, no se emplea en el arte en su estado natural, aparte de mezclarla con agua, se le añade tierra y polvos de metal para darle una mayor consistencia. Este elemento, de gran plasticidad, se endurece dejándolo secar al sol o cociéndolo en un horno. Muchos escultores los utilizan para hacer los bocetos de obras que realizaran en otros materiales o para extraer los moldes con los que producir sus bronces. Aun así, se emplea para realizar con ella obras de arte, partiendo de que es un material frágil y delicado.

  • La resina

Responde a los nuevos métodos y técnicas empleadas en el arte. Existen de distinto tipo: poliéster, acrílica, poliuretano, etc. Al ser un material sintético se puede obtener con diferentes niveles de dureza y resistencia. Se trabaja como el bronce o la escayola, obteniendo la obra de una pieza con un molde. Es menos costosa y más sencilla de trabajar que el metal, no necesitamos fundirlo, ni tampoco aplicarle calor para endurecerla, como sucede con la arcilla. El artista la perfila con herramientas especiales para darle un aspecto definitivo. Su gran versatilidad da la opción de imprimirle diferentes acabados: efectos metálicos como oro, plata, bronce, cobre o un aspecto más cerámico.

Proceso creativo.

En Art Madrid, una feria de arte contemporáneo, hicieron una entrevista al escultor cubano Gabriel Raúl Cisneros en el que comentaba el proceso creativo que sigue un escultor hoy en día. En Bustos Personalizados, una empresa especializada en realizar esculturas por encargo, nos comentan como se aplican las nuevas tecnologías a la escultura contemporánea.

Todo empieza por un encargo o una idea. Tras un proceso de maduración en el que el artista tiene claro el proyecto, comienza a bocezarlo en papel. Si se trata de una obra encargada, se debe tener una comunicación fluida con el cliente para saber con exactitud qué es lo que quiere conseguir.

Después se pasa a modelar el prototipo en 3 dimensiones, sobre el que se sacará el molde. Cisneros dice que con frecuencia recurre a un modelo para visualizar determinados aspectos, pero que por lo general se apoya en la fotografía para construir la pieza. El apoyo fotográfico no es nuevo, ya Sorolla lo utilizaba en la pintura para retener por más tiempo la imagen. Sus conocimientos en fotografía influyeron en su uso de la luz.

Después se pasa a un proceso mecanizado, en el que varios técnicos laminan la resina y troquelan los moldes para preparar la pieza. Para ello se utiliza láser y fresas industriales de varios ejes con el que obtener un producto lo más parecido posible al resultado que se pretende.

Por último, con la pieza ya extraída, el escultor perfila los últimos detalles a mano y le da el acabado final. Esto le imprime a la obra un carácter artístico, único y original, que lo diferencia de lo que podría ser un ornamento fabricado en serie.

Con el fin de mantener vivo el recuerdo de alguien que es importante para nosotros o de perdurar experiencias vividas que asociamos a determinadas imágenes, el encargo de bustos personalizados enlaza el arte con nuestras emociones más profundas.

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